jueves, 26 de junio de 2008

A solas soy alguien - Gabriel Celaya

(Vincent Vang Gogh, La habitación de Vincent en Arles, 1888)

A SOLAS SOY ALGUIEN

A solas soy alguien.
En la calle, nadie.

A solas medito,
siento que me crezco.
Le hablo a Dios. Responde
cóncavo el silencio.
Pero aguanta siempre,
firme frente al hueco,
este su seguro
servidor sin miedo.

A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.

En la calle reinan
timbres, truenos, trenes
de anuncios y focos,
de absurdos papeles.
Pasan gabardinas
pasan hombres "ene".
Todos son hombres como uno,
pobres diablos: gente.

En la calle, nadie
vale lo que vale,
pero a solas, todos
resultamos alguien.

A solas existo,
a solas me siento,
a solas parezco
rico de secretos.
En la calle, todos
me hacen más pequeño
y al sumarme a ellos,
la suma da cero.

A solas soy alguien,
valgo lo que valgo.
En la calle, nadie
vale lo que vale.

A solas soy alguien,
entiendo a los otros.
Lo que existe fuera,
dentro de mi doblo.
En la calle, todos
nos sentimos solos,
nos sentimos nadie,
nos sentimos locos.

A solas soy alguien.
En la calle, nadie.
Autor: Gabriel Celaya

4 comentarios:

calimatias dijo...

Es sólo curiosidad, pero por qué ha elegido la habitación de Vang Gogh en Arles para acompañar el trepidante poema de Celaya.

lemoinestar dijo...

Bueno, no sé si me va a resultar fácil poder explicarlo (*) porque no ha sido una sola razón la que me ha llegado a elegir este cuadro de Vang Gogh para acompañar el poema…

Por un lado, Celaya no cesa de repetir que “a solas somos algo y en la calle nadie”; tenía que ser, por tanto, la imagen de un interior y, ya puestos, ¿qué mejor interior que una habitación?, el lugar más íntimo y personal en cualquier residencia, sobre todo si es una vivienda compartida… Podría haber sido un estudio, una biblioteca, una sala… pero el dormitorio, lugar dónde, además de dormir, se sueña o se padece insomnio, con lo que eso conlleva en cuanto a “ser”, me parecía lo más adecuado.

Por otro, una vez decidido que tenía que ser una habitación, pensar en la de Vang Gogh era casi inevitable, sobre todo teniendo en cuenta que los pocos datos que conozco sobre la biografía del pintor me hacen creer que fue un personaje solitario e incomprendido, que llevó a cabo una extensísima obra creativa no valorada en su momento, y que, tal vez, nadie como él, llegó a sentirse tan próximo al “alguien” del poema, como cuando pintaba en soledad; además una gran parte de su obra está realizada en Arles. Y, para terminar con este punto, de entre todas las pinturas que conozco sobre su habitación, escogí precisamente ésta con un colorido más vivo y, al mismo tiempo, más tranquilizante por el equilibrio entre los tonos fríos y cálidos, porque me pareció mucho más vital para ilustrar el proceso creativo que se produce en soledad.

La idea de elegir “La habitación de Vincent en Arles”, no fue la primera que se me ocurrió. Barajé la opción de echar mano a los surrealistas, Dalí, por ejemplo tiene varios cuadros con el tema de la soledad, pero no acabé de cerrar el círculo con ninguno de ellos. También pensé irme por el lado contrario, buscar algún cuadro que representará la confusión del alguien entre la muchedumbre y, realmente, allí si que se me produjeron dudas, porque el pintor Antonio Saura tiene unas obras, tituladas “Multitud”, que podrían ilustrar perfectamente la sensación de “nada” que se puede producir cuando se confunden muchas figuras formando una multitud, una obra, además, realizada en colores oscuros, casi negros. Al final ganó el optimismo y la fuerza creadora individual frente a ese vacío existencialista de no ser nada ni nadie.

En fin, querido Calimatias, aquí tiene más o menos la explicación del proceso que dio lugar a esta asociación que, por lo que parece, le ha producido tanta curiosidad. No siempre me resulta tan complejo realizar una asociación entre un poema y una imagen, pero sí que es cierto, que cada vez me vuelvo más exigente y me lleva más tiempo decidirme por la poesía y la pintura que le acompañará.

Un abrazo y mis deseos de que pase un feliz fin de semana.



(*) A ver, profe, ya puestos, le dejo una duda… “poder explicarlo” o “poderlo explicar”, ¿qué es más correcto?

calimatias dijo...

Gracias por su exhaustiva explicación. Vincent Van Gogh era uno de mis iconos preferidos en la adolescencia. He leído todo lo que he podido sobre él y mi habitación estaba llena de litografías suyas, incluida la utilizada por usted. Creo que el encuentro con Gauguin en Arles representa un hito de la creación artística. Aunque fuera una relación que terminara tan mal. No sé si conoce los poemas de Artaud dedicados al loco pelirrojo. Lástima que en esta tierra gallega esté con lo puesto. En cuanto a “Las cartas a Theo”, todavía releo algunas de ellas. Creo que son los cuadros de la desesperación y el genio expresados con palabras, además del amor fraternal.

En cuanto a su pregunta le diré que puede utilizar ambas fórmulas cuantas veces quiera. El pronombre enclítico detrás es señal de arcaísmo a veces. Por ejemplo: "díjole la princesa al mendigo..."; en lugar de "le dijo la princesa al...", pero en otros casos, perífrasis verbales incluidas puede utilizarse a voluntad propia. Es una elección estilística que no afecta a la gramática, ni al sentido de o expresado. Sólo cuestión de matices y escrúpulos, pero nada determinante.
Voy y digo: "creo poder explicarlo"-
Voy y digo. "creo poderlo explicar" Son correctas las dos. No añaden nada especial al sentido que tienen, que es el mismo.
Cuestión de gustos.

lemoinestar dijo...

Van Gogh siempre ha sido uno de mis pintores favoritos, "el loco del pelo rojo", con su pincelada rápida y sus colores brillantes, tiene una fuerza que me atrapó desde que le conocí a través de la película de Minelli, cuando todavía era una niña (por cierto, estos comentarios me están estimulando el gusanillo de volver a verla). Sin embargo nunca he leído sus cartas a Theo ni conozco los poemas a los que hace mención, voy a intentar buscarlos...

Gracias por su clase sobre el uso de los pronombres enclíticos (palabra ya olvidada en mi vocabulario), me quita un peso de encima, porque siempre dudaba si los escribía correctamente.

Disfrute de su estancia en esas tierras donde seguro que los rigores estivales se llevan mucho mejor que en la costa mediterránea.