lunes, 14 de abril de 2008

Vientos del pueblo - Miguel Hernández

(Joan Miró, Aidez l'Espagne (El campesino catalán), 1937)

Hoy, 14 de abril, el poema no podía ser nada más que de Miguel Hernández, este “Vientos del Pueblo” que tantas veces me ha emocionado (hoy, al releerlo para traerlo aquí, una vez más). Y, a parte de por ser el día que es, en estos tiempos en que se empeñan en dividirnos todavía más en base a nacionalismos mal entendidos, pienso que este poema sigue teniendo una vigencia total…


VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN

Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.

Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.

¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.

Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia, ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.


Autor: Miguel Hernández
De: Viento del pueblo (1936-1937)

3 comentarios:

mangeles dijo...

Precioso¡¡¡¡¡

lemoinestar dijo...

Gracias, cielo. *:):)

Anónimo dijo...

mAS QUE BELLO


AQUI DEJO ALGO D EMI

Canción al aire

Salí a caminar sin rumbo
y el aire me acompañaba,
como estábamos solos
comencé a hablarle:
-Dime tú , que andas transparente,
y que escapas del silencio
cuando soplas,
cómo podrás responderme
¿En qué tiempo has nacido,
y qué lugares has recorrido?
¿A cuántos caminantes acompañaste,
y a quiénes abandonaste?
¿Qué secretos te atormentan?
¿Cuántos amores borraste,
y cuántos techos de los pobres
en tus alas te llevaste?
! Cuéntame aire, en un soplido muy suave,
si salvaste del frío a quien de cielo
su techo tenía,aunque no quería!
!Revélame si algún poeta
selló sus versos con aguda ceguera
y calló las verdades que los medios niegan!
Dime tú, que andas transparente
y necesario te sientes,
si puedes dejar en mis oídos
todos tus secretos

stella maris taboro